domingo, 24 de junio de 2007

Minutos musicales

Ahora que he terminado los exámenes (y las celebraciones que les siguen), retomo el blog con la esperanza de ponerlo al día en cuanto a reseñas y otras cosillas en los próximos días. Mientras tanto, os dejo con un breve interludio en forma de canción.

Las aceras están llenas de piojos es el título del último disco de Marea, quienes para mí son de lo mejor que tenemos hoy en día en cuestión de música en España. Este trabajo quizá no alcanza la maravilla que fue 28.000 puñaladas, pero aún así tiene canciones buenísimas, fieles al buen hacer de este grupo y con unas letras que, de nuevo, rallan la perfección en algunos momentos. Así que, si aún no los conocéis, haced una buena pira con los últimos hits y las canciones del verano de los últimos 20 años y corred, insensatos, corred por la salvación de vuestros tímpanos a por este último disco de Marea.

Relincha el pellejo, preñado de espuelas
porque su montura es tan solo saliva que puebla mejillas,
fundiendo los plomos, matando polillas.
Es el sollozo de un pozo con sed,
gemido que atiza el rescoldo de la chimenea,
tinto de pelea, beso de morder.
Es el alero que quiere llover,
es levante y tramontana
y a la hora de las moscas chicharrina,
corona de espinas de la que comer.
Es una blusa con nudo en el pecho,
es un largo trecho y desaparecer.

Es un abrazo de navajas que sangra rosales,
un lecho de paja y cristales,
pozales de hiel
bebidos a sorbos y echaos a perder.
Es una brisa de Octubre que tira paredes,
la ubre en que duermo y que quiere
el pétalo enfermo que canta al toser.

Trataron de herrarle y cerró las tijeras;
no fue a cal y canto, quedaba la punta de untar las heridas.
Sirvieron de lienzo las horas perdidas.
Es el antojo del ojo que ve
cómo muere solo a través de la misma mirilla
de la misma puerta que quiere romper.
Es una mano intentando coger
del amor algún pedazo y los tacones en la nuca de la vida,
manzana podrida, quijada de Abel,
que se entretiene desabotonando las claras del día para verte bien.

Es un abrazo de navajas que sangra rosales,
Un lecho de paja y cristales,
Pozales de hiel
Bebidos a sorbos y echaos a perder.
Es una brisa de octubre que tira paredes,
La ubre en que duermo y que quiere
Al pétalo enfermo que ladra silbando, que canta al toser

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