miércoles, 11 de julio de 2007

Don Diplomado

Sigo pendiente de los resultados del examen del Certificate in Advanced English para completar los créditos de libre elección que me faltan, pero, al margen de eso, puedo anunciar solemnemente (toque de trompetas, por favor) que ya he terminado la carrera. Desde ya, soy Diplomado en Óptica y Optometría.

Por fin.

Cinco años me ha costado, dos más de lo que debería; y aún he tenido suerte. Como no podía ser de otro modo, mi tendencia al funambulismo me ha llevado a tener que esperar al último momento del último día para saber si terminaría la carrera o no. El último paso sobre el alambre ha sido arduo, lo he dado entre incontenibles temblores y esta vez no había red debajo. En este sentido, y sin entrar en detalles, le debo la vida a un par de profesoras: desde aquí, y pese a que nunca van a leer esto, mi reconocimiento y gratitud por su bondad y su comprensión.

No voy a caer en el cinismo de alabar ahora mi universidad: tiene defectos enormes, y los sigo manteniendo. Para empezar, la falta de exámenes en septiembre, que nos deja en una terrible inferioridad frente a los estudiantes de cualquier otro centro. Cualquiera de los que estudiáis o habéis estudiado en la UPC lo sabéis y seguro que estáis de acuerdo. Sin embargo, como sucede con todo lo que dejamos atrás, ahora sus rasgos se me antojan un poco más dulces, más suaves. La escuela sigue teniendo forma de jaula, pero sus paredes ya no me asfixian como lo hacían hace unos días, cuando me veía repitiendo curso por enésima vez. No me atrevo a decir tanto como que añoraré esta universidad, pero tampoco será amargo el recuerdo que guardaré de ella. Porque los centros los hacen personas, y aunque éstas tengan que atenerse a unas reglas a menudo injustas, hay personas en la EUOOT cuyo valor personal es incalculable.

Me refería a profesores, claro. A los compañeros les doy de comer aparte, porque su ración es diferente. He conocido a mucha gente en estos años: la mayoría solamente de vista, con varios he entablado una relación de cordialidad y con unos pocos he forjado una amistad verdadera, de las que no se rompen con una distancia que ojalá no creciera entre nosotros. Es cierto que otros me han defraudado; pero no pienso mencionarlos salvo para arrojar más luz sobre los que no lo han hecho, que la merecen toda y de la más brillante que exista. Un fuerte abrazo para todos ellos, aunque sé que muchos tampoco leerán este post.

Y ahora, ¿qué? Pues aún no lo sé con certeza. Ando pendiente de admisión en un curso sobre gestión y administración de empresas de óptica que me atrae mucho. Aunque sea en Madrid (hala, ya lo he dicho). Si no me admiten quizá busque algo en el extranjero, pese a que lo cierto es que no hay mucho donde elegir. En Bruselas, ciudad en la que me encantaría pasar una temporada, hay algo parecido, pero me temo que se imparte en flamenco (idioma, no música). Ya veremos. Por lo pronto, el próximo día 21 termino mi contrato en el lugar en que trabajo y me tomaré unas inmerecidas vacaciones que probablemente se alarguen durante todo el mes de agosto. Asistiré al curso de creación literaria que Espido Freire da en Teruel y luego me reuniré unos días con los amigos que hice durante mi estancia en Helsinki en Colmar, cerca de Estrasburgo. Qué ganas tengo de verlos a todos otra vez.

¿Y después? No lo sé. Algo surgirá, supongo. Siempre lo hace.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitats, chaval!! A mi, encara em queda un ratet a la UPC, però ja falta menys per acabar... ;)